Sólo sí es sí. Y sólo no es no. Es fácil de entender. Por lo menos, para quien quiere entender.
La rama PSOE del Gobierno salió ayer en tromba para corregir la fallida ley del sólo sí es sí. Después de semanas negando lo evidente se han puesto al frente de la manifestación y -¡o tempora, o mores!- se muestran decididos a aprobar un remiendo urgente aún en contra de su socio de Gobierno.
A la orden del cerebro propagandista del partido, que tirita contemplando la tendencia de las encuestas, partido y ministros cacarean el mensaje de que reformarán la ley porque son los adalides en la defensa de las mujeres, Pero también lo decían ayer y antes de ayer defendiendo lo contrario.... Hoy, ayer, antes de ayer y mañana..., siempre, de boquilla.
Que nadie se engañe. Conocen el desaguisado desde el día siguiente a la entrada en vigor de su dichosa ley. No se ha producido un hecho objetivo que les haya tirado del caballo. El cambio de criterio solo responde a la estrategia electoral… Una vez más, se constata que a Pedro Sánchez le guían intereses partidistas y particulares. Su cabezonería le hace capaz de tolerar las nefastas consecuencias de su impericia legislativa, pero ni su soberbia puede poner en riesgo los resultados de las elecciones.
Es encomiable, sin embargo, cómo reaccionan a las órdenes del partido todos juntos y en unión. Hasta cinco ministros con el rostro pálido declaraban ayer que se disponían a reconducir los efectos negativos de la ley, sin dar la más mínima explicación de porqué ayer no y hoy sí. No sé yo si tanta disciplina es buena… Algunas veces lo suyo es decir basta, aunque cueste el favor del jefe.
Otro aspecto positivo de la noticia es que, según Bolaños, el ministro escoba, esta vez pedirán el asesoramiento de catedráticos, penalistas y jueces expertos en la materia. ¡Si lo hubieran hecho antes! O lo hicieran en todas las leyes, otro gallo cantaría. Para nosotros y para ellos, que yo también velo por sus intereses electorales…
Es de cajón que a la coalición gubernamental le queda poco tiempo. Ambos partidos necesitan presentar ofertas electorales diferenciadas y para ello es imprescindible que pasen unos meses a la gresca. La indefinición de Yolanda Díaz -debida a lo improbable que le resultará volver a una poltrona tan poderosa como la que ocupa- está frenando el desenlace. Pero Pablo Iglesias -que será un mal bicho, pero de tonto no tiene un pelo- ya preparaba ese camino esta misma mañana. Otra vez, y van cientos, lo que sea bueno o malo para el país no entra en la ecuación, solo piensan en lo que les conviene a ello.
Si advierten que la culpabilidad del desaguisado se inclina sobre Irene Montero, lean como señal de que el final de la coalición es inminente. Si, como es previsible y sin saber ni cómo ni porqué, el malo de la película sigue siendo “la derecha política, mediática y judicial” es que nos quedan meses de sufrimiento.